Nacimiento De Un Nuevo Ser – Setujka Chjuta
Por Julián Madero
Se dice que los escritores en su labor creativa entran en una especie de hipnosis, iluminados por el ritmo del relato o la sonoridad del lenguaje, pasan de lo ordinario a lo excepcional. El caso de los pintores no es muy distinto, si bien hay quien procede fría y calculadamente, hay quienes se arrojan al lienzo con ojos cerrados. El caso del surrealismo es un ejemplo notorio de esta ambivalencia.
Entre la ilustración narrativa de un Delvaux, a las abstracciones de André Masson, quien ejemplifica mejor eso de pintar “sin la intervención reguladora de la razón”, pasando por el método obsesivo-paranoico de Dalí, que busca conjugar ambas aspiraciones, llevando el delirio a su representación literal, encontramos una gama compleja e ilustrativa del problema pictórico.
Nos encontramos con la vieja encrucijada entre la plasticidad pura (una especie de lenguaje pre-verbal) y la pintura como texto o extensión de la palabra. Desde luego que esta es una discusión moderna y no suele interesar al arte contemporáneo, atónito ante una supuesta desaparición del símbolo o ante la imposibilidad de comunicar sin más. En medio de un panorama escéptico –y aséptico– son pocos los artistas que todavía buscan reconciliar el lenguaje con las formas, y más aún, generar un imaginario personal con aspiraciones universales. No partir de la imagen del mundo para señalar lo consabido, sino generar el mundo propio a partir de lo que nos es común: ndetjún (nariz), ninguu (uña), liká (oreja), yajuna (nuestro cuerpo), chuu (animal).
Cada obra de Filogonio Naxín es un encuentro de formas y signos que giran al contrario del reloj, no se trata de una obra “anacrónica” o “indígena”, porque es una obra viva, atemporal, y como tal dialoga hasta con las piedras, o con Philipe Guston, no porque sea una influencia (conoció su obra apenas hace un año, y ha seguido su libre desarrollo como si le hubieran dicho que el sol también sale en los Estados Unidos) precisamente porque parte de lo común. Minú án (quién soy yo) pregunta un extraño ser, cuerpo y mundo están mezclados en este universo aprisionado: puño cerrado, grito amarrado, asistimos al desmembramiento del cuerpo-mundo, enfermo y transformado, kuasín chuún (así están las cosas), al nacimiento de un nuevo ser.